En el primer post hablamos fundamentalmente del ala derecha aliada, pero ¿qué hacían mientras tanto el centro y el ala izquierda?
La misión del ala izquierda, formada por dos divisiones inglesas, la española de Francisco Longa y la portuguesa de Pack, fue la encargada de cortar una posible retirada imperial hacia Francia a través del camino de Bayona. Al mediodía, esas fuerzas se dividen en dos columnas; la primera se dirige contra Abechuco y Gamarra Mayor, y la otra, formada por las tropas españolas al mando de Longa, marchan hacia Gamarra Menor y Durana, al noreste de Vitoria.
Entonces comienza un duro combate en las poblaciones de Abechuco y Gamarra Mayor. Las tropas francesas oponen gran resistencia gracias a que se encuentran atrincherados entre las construcciones del pueblo. Las tropas aliadas no tienen más remedio que realiza varias cargas bayoneta en mano, pero las descargas a bocajarro de los franceses hacen que se tengan que retirar una y otra vez, aunque al final consiguen tomar algunas viviendas a la entrada del pueblo y la lucha calle a calle se postergará durante cuatro horas.
Lucha en Gamarra Mayor |
Vista actual de la misma zona |
Por su parte, las fuerzas de Longa se dirigen a Gamarra Menor, que toman sin apenas oposición y a la una y media de la tarde toman posiciones al norte de Durana, en el flanco izquierdo francés, bloqueando la ruta del convoy real en dirección a Bayona
Desde las dos de la tarde, Reille trata infructuosamente de conservar Gamarra Mayor y Abechuco para mantener libre el camino a Francia. Pero aunque la lucha fue sangrienta, y los aliados no pudieron cruzar el Zadorra en estos puntos, tampoco los imperiales consiguieron desterrarles de sus posiciones, y hacia las cinco las tropas del ejército de Reille se retiran en dirección a Vitoria
Desde las dos de la tarde, Reille trata infructuosamente de conservar Gamarra Mayor y Abechuco para mantener libre el camino a Francia. Pero aunque la lucha fue sangrienta, y los aliados no pudieron cruzar el Zadorra en estos puntos, tampoco los imperiales consiguieron desterrarles de sus posiciones, y hacia las cinco las tropas del ejército de Reille se retiran en dirección a Vitoria
Situación en el centro
¿Y Wellington? Desde su posición en el noroeste del campo de batalla, y desde que se inician las primeras hostilidades hasta el mediodía, el duque de Wellington se mantiene a la expectativa.
Por el lado norte, en Hueto Arriba, el general Picton decidió avanzar hacia el río Zadorra. Mientras tanto se estableció un tiroteo en el puente de Víllodas, entre una orilla y otra del río. Entonces José Ortiz de Zárate, un vecino de Trespuentes, informó al general Alava de que el puente sobre el río Zadorra próximo a su población está sin proteger. Desgraciadamente para él, un disparo aislado junto al puente acabó con su vida.
Y en efecto, las tropas aliadas que cruzan el mismo no encuentran oposición hasta Ariñez, donde los franceses están bien posicionados en un alto de Júndiz. Pero esa posición se vuelve incómoda cuando pueden ser hostigados tanto por el ala derecha aliada, desde la zona de Subijana, como desde el norte por las tropas que acaban de cruzar el Zadorra.
Jourdan decidió abandonar su posición en Júndiz para crear un frente más potente entre Aríñez y Gometxa, que enlazaba con las fuerzas que soportaban en el monte Eskibel el ataque aliado por los montes. Los imperiales se retiran en buen orden hasta Zuazo y Gometxa, donde posicionan su artillería y reorganizan su disposición, mientras los combates alrededor de su línea más adelantada se convierten en una encarnizada lucha en la que los imperiales deben replegarse.
El puente sobre el Zadorra, y al fondo, el alto de Júndiz donde se hallaba Jourdan |
Y en efecto, las tropas aliadas que cruzan el mismo no encuentran oposición hasta Ariñez, donde los franceses están bien posicionados en un alto de Júndiz. Pero esa posición se vuelve incómoda cuando pueden ser hostigados tanto por el ala derecha aliada, desde la zona de Subijana, como desde el norte por las tropas que acaban de cruzar el Zadorra.
Jourdan decidió abandonar su posición en Júndiz para crear un frente más potente entre Aríñez y Gometxa, que enlazaba con las fuerzas que soportaban en el monte Eskibel el ataque aliado por los montes. Los imperiales se retiran en buen orden hasta Zuazo y Gometxa, donde posicionan su artillería y reorganizan su disposición, mientras los combates alrededor de su línea más adelantada se convierten en una encarnizada lucha en la que los imperiales deben replegarse.
Zona frente a Zuazo donde tuvo lugar el combate de artillería |
Fin de la batalla
Sobre las seis de la tarde, las tropas aliadas situadas tanto al norte como al sur de Vitoria empiezan a avanzar, y entre los franceses se corre el rumor de que van a ser rodeados al haber perdido el camino de Bayona. Entonces la retirada se convierte en desbandada, y las tropas huyen sin orden hacia el este, en busca del único camino que les quedaba libre: el de Pamplona.
Pero mientras que el Camino Real a Francia estaba empedrado, el de Pamplona era de tierra, embarrado tras varios días de lluvia, y atravesaba una zona de humedales que los carruajes, sobrecargados de equipaje en la huida de España, no pudieron salvar. Hasta 1500 carruajes, llenos hasta los topes de materiales valiosos procedentes del expolio que los imperiales habían realizado en el país, fueron abandonados en la huida, además de vagones de municiones, víveres, artillería, etc
Y allí se detuvieron las tropas aliadas, abandonado la persecución de un ejército imperial que tendrá así tiempo de reorganizarse, para saquear aquel tremendo botín que salía del país.
Tras la batalla, el General Álava, nacido en Vitoria, se puso al mando de una unidad de caballería británica para cerrar las puertas de la ciudad, evitando de este modo que fuese saqueada por los propios ingleses, al modo en que lo habían hecho en Badajoz o Salamanca. Se cuenta que cuando accedió a la ciudad, y fue saludado por una vecina, le recomendó que se encerrara cuanto antes, puesto que "los que llegan son peor que los que se han ido"
Entrada del general Alava en su ciudad. Debió ser una de las pocas que no fue saqueada en ningún momento de los seis años de ocupación. |