Con un tiempo malo, aunque nada extraño en Vitoria casi a finales de noviembre (lluvia, frío, aunque Pilar Cabero dijera que no era para tanto...) me resultó especialmente emocionante ver la sala de presentaciones de Elkar llena, el viernes 22.
Comenzamos a las 18:30, muy puntuales. Pilar habló tanto de la novela en si, como de mi forma de escribir, y fue tan generosa y dulce como siempre. No tengo muy claro merecerme los elogios que me dedicaste, pero los agradezco en el alma, Pilar.
Luego fue mi turno. Como no me gusta estar sentada cuando hay mucha gente, porque ni las últimas filas me ven ni yo les veo a ellos, me puse en pie para hablar de cómo ha sido este último año que ha mediado entre la publicación de mi primera novela y esta segunda, y de la propia "En una tierra ocupada" en si. Agradecí mucho todas las preguntas, que me dieron pie a explayarme lo que quise. Y es que, darme a mi un micrófono ante un auditorio tan agradecido...
Luego fue el turno de la firma de libros. Agradezco a los que tuvieron que hacer cola su paciencia, porque resulta que no sé dedicar los libros con un sencillo "con cariño" o cosas similares, no; me "enrollo" en las dedicatorias casi tanto como hablando, porque me gusta que sean personales, únicas para cada uno que me las pide, y por eso tengo que preguntar, averiguar, hablar... ¿Cómo voy a dedicarle un libro a una persona si no sé nada de ella? Lo malo es que así hay que esperar un poco más...
Reconozco que me da mucho miedo aburrir a la gente en estas presentaciones. Sin embargo, por lo que me transmitieron los que hablaron conmigo al final de la jornada, la charla resultó entretenida y divertida. Me alegro muchísimo de que la gente se fuera tan contenta, aunque por supuesto creo que nadie estaba más feliz que yo.
Y como pude deciros a muchos de palabra o a través de la dedicatoria, muchísimas gracias por venir, por escucharme, y por interesaros por la historia de Inés y Adrien.
Con ocasiones así, es imposible no seguir intentando crear historias que lleguen al corazón. Solo espero no defraudaros nunca.