Ha sido una semana de lo más interesante. Como comenté en la entrada anterior, el jueves estuve en la biblioteca de Alegría con componentes del grupo de lectura formado en la misma. Todos encantadores y amables, disfruté muchísimo de la charla, y el tiempo se me pasó volando. Reencontré a una persona a la que hacía más de veinte años que no veía (y sí, mantengo lo que dije, estás igual y te reconocí en cuanto te vi) y casi hablé más de mi próxima novela, "En una tierra ocupada", que de "Quédate en mi vida". Pero es que, como ya he dicho en más de una ocasión, me apasiona la época en que está situada, y si nadie me corta, soy capaz de no parar hablando de la misma.
Así que muchas gracias a todos, y especialmente a Pilar, por proponer mi presencia, y a Idoia, por aceptarla. Bueno, y al Ayuntamiento de Alegría por el detalle final. Me hizo mucha ilusión, de verdad.
Y el viernes estuve en Llodio, en Zubiko Etxea, para dar una pequeña charla sobre el camino del escritor y el género romántico. Un sitio cálido y agradable, donde disfruté de nuevo enormemente. De la mano de la Tétrada literaria, pude explicar el pudor que siento al calificarme como "escritora", tanto por mi escaso bagaje escrito, a día de hoy, como por el género en que me he estrenado. Respetando la doctrina que habla de una literatura como arte, y de manifestaciones escritas propias de la cultura de masas que se conocerían como sub-cultura, o géneros de evasión, o comerciales (denominación que no me preocupa, pues las etiquetas tienen carga subjetiva, pero son sólo esquemas mentales en los que agrupar la realidad) expliqué que el género romántico es el último de la clase de este tipo de escritura.
Después de hacer un recorrido por sus antecedentes históricos, desde la novela pastoril y literatura sentimental del s. XV, hasta Jane Austen, las hermanas Brönte o Elizabeth Gaskell, hablé de la novela romántica moderna, género netamente anglosajón, y la situación actual en la que han comenzado a publicar de manera exitosa muchas autoras nacionales.
Y por último, pude reivindicar el papel de la "literatura de evasión" que no implica necesariamente un adormecimiento de la conciencia crítica tan necesaria hoy día. Esa conciencia crítica, y el compromiso con la misma, puede adoptar diferentes formas, y sin discutir que sea o no deseable que abarque al completo la vida de cada uno, no siempre es posible tanta intensidad. Así que, como dije, prefiero emitir juicios sobre una obra que extender de manera unívoca a esa obra los prejuicios sobre el género en que se inserta. Me resulta más justo, y más enriquecedor.
Sé que hablo como una ametralladora, y que para seguirme había que permanecer atento, pues la exposición era "densa" pero, en general, creo que la gente salió satisfecha, y desde luego, no vi a nadie dormido. Si conseguí despertar la curiosidad de la gente por este género tan discutido (y sí, en parte discutible) era lo que pretendía.
Así que muchas gracias a la Tétrada literaria por haber pensado en mi, y especialmente a Javier Santamarina, que hizo la presentación. Una jornada preciosa en un pueblo al que me ligan mucha raíces.
¡Ah! Y en cuanto a fotos, lo de siempre: nunca me acuerdo de este tema. Pero como no todo el mundo es tan despistado como yo, espero conseguir alguna, y cuando lo haga, la colgaré aquí.
¡Ohhh, Ava! Laudio me queda muy cerquita de casa. Allí viví yo y allí vive ahora mi hijo. ¡¡Me hubiera gustado acompañarte!!
ResponderEliminarA ver si para la próxima puedo ir, porque me encanta oírte hablar. Lo harás como una ametralladora, como dices, pero te aseguro que es todo un placer :)
Un abrazo enorme, preciosa.
Hubiera estado genial. Además, te cité como una de las exponentes de la romántica nacional actual, junto con Ana Iturgaiz y Pilar Cabero. Ya que estábamos en Llodio, había que barrer para casa...
EliminarCasualidades de la vida, Ava, durante la comida me han hablado de una escritora de Vitoria que estuvo en llodio... ¡Y me ha encantado decir que eres mi amiga! :) Me han contado muchas cosas, y todas geniales. Felicidades, porque, aunque ya lo suponía, ahora sé que fue un gran encuentro.
EliminarBesazos, preciosa. Y gracias por acordarte de mí :)
¡Sí que son casualidades! Ya me dirás lo que te han contado, ¿no? Un besazo.
EliminarAunque no te escuché (1000 km. son muchos), por los nombres que citas, sé que me hubiera gustado estar en ese repaso del género romántico que hiciste en Llodio. Sobre todo porque hubiéramos discutido si osaste enmarcar a Austen o a Gaskell en "románticas". Cuéntame cómo las usaste para "polemizar" un rato.
ResponderEliminarSaludos y enhorabuena por poder llegar a tus lectores.
Pues no sé si hubiéramos discutido... Partiendo de una definición de novela romántica como aquella en la que la trama principal es una historia de amor (esquema pareja se conoce-conflicto que imposibilita relación-resolución en el clímax)expuse la amplitud de la temática(apreciarás la trampa, pues la definición determina las posibilidades) y la de su tratamiento en la literatura. Pero a la vez, dije, consideraba que limitarse a definirlas como "románticas" era corto, pues en ambas hay otras tramas de tanto peso y calado (como comedia costumbrista, indagación sicológica o crítica social)que creía que desbordaban incluso esa definición.
EliminarAsí que no sé si hubieras estado de acuerdo, pero yo misma coloqué "salvavidas" Sí es cierto que parte de la crítica achaca precisamente a Gaskell que la atención a la trama amorosa invalida en cierta manera el planteamiento social, pero yo no estoy de acuerdo con esa crítica.
Y en cuanto a la novela romántica "actual", la de los últimos treinta años, la situé como la continuación de esa temática literaria, tamizada y moldeada por la cultura de masas. ¿Me pasé un poco?
Para mí la novela romántica tiene raíces decimononicas que beben del sentimiento exaltado. Todo lo que comprende la trama de la novela ha de estar sujeto a la trama amorosa. Esto hace que sea un gran género en el que cabe infinidad de subgéneros. Desde la típica historia a lo Cartland (para mi mortalmente aburrida, pero de reconocido éxito en su época) hasta la trama vampiresca pasada por un torrido erotismo "cuasipornografico" engloban novela romántica.
ResponderEliminarSólo que siempre me hace saltar que Austen o Gaskell sean vistas en halos de novela romántica, cuando, como bien dices el costumbrismo en una y la denuncia en otra trascienden cualquier trama amorosa que, en mi opinión, sirve en ambos casos para remarcar más los temas que quieren reflejar en sus obras.
Puede que esté "a la que salte" porque la visión que tienen las jovenes que se han acercado a Austen es la de la peli de K. Knightley y, a menos que lleguen al libro, van a seguir bastante equivocadas.
Encantada de "no discutir" contigo. Un saludo
Pues tienes razón con lo de la película. Lo único que supongo es que parte de esas espectadoras tendrán curiosidad por leerse el libro, y descubrirán algo diferente. Otras no, pero bueno, la vida está tan llena de elecciones que es difícil poder decir cuáles tienen trascendencia y cuáles no.
EliminarEso sí, si no quisieran salir de cauce audiovisual, bastante mejor si vieran la serie de la BBC de 1995, ¿no crees?
La de 1995 o la de 1980, con dos Darcy muy diferentes, pero que representan al personaje sólo con aparecer en pantalla (ese estirado de David Rintoul y el soberbio Colin Firth).
EliminarY ¡qué decir de las dos actrices que ironizan y agradan representando a Lizzy! (impagables Elizabeth Garvie y Elizabeth Ehle).
En comparación con la peli de Wright, las dos series de la BBC se acercan al texto con mayor tino.
Lo ideal es que se lea el libro para ver que Jane Austen trasciende la historia de los protagonistas que se puede ver con parámetros románticos, pero que está superada por todos los personajes y situaciones que los secundan. Por la ironía, la burla, el humor a veces ácido y rozando la crueldad que Jane Austen puede destilar cuando alguno de sus personajes representa aquello que a ella no le gusta (el de Mr. Collins por ejemplo).
Un saludo