Hace mucho que no traía una reseña de "Quédate en mi vida" (porque no las había, no porque no quisiera traerlas, claro) Esta vez, es del blog Libros que leo, que termina su opinión diciendo "Para quien le guste el género un sobresaliente"
Para leerla completa, podéis pinchar aquí. Por cierto, si lo visitáis os recibirá una música preciosa, muy poco habitual. Aunque sólo sea por escucharla, ya merece la pena que echéis un vistazo al blog.
domingo, 21 de julio de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
Adiós a Autoras en la Sombra.
Cuesta creer que la noticia sea verdad, pero las propias administradoras lo han confirmado en su web: Autoras en la Sombra cierra el 31 de julio. Esta es la explicación que ellas mismas han dado en la web:
Y bueno. La mayoría de la gente que suele asomarse a este blog sabe de sobra qué era Autoras en la Sombra, y también conoce ya que cierran. Para el resto, lo explicaré de manera rápida y sencilla: Autoras en la Sombra era (es) la más importante web de referencia de novela romántica en lengua castellana. Y tal vez no sea justa esta escueta definición, pues también era (es) mucho más: un lugar de encuentro de las amantes de la romántica lleno de humor, criterio, libertad y calidez, abierto al resto de géneros de novela, y en el que el contacto personal a través del foro e incluso de encuentros físicos ha posibilitado el establecimiento de muy buenas amistades.
Personalmente, además, tuve la gran suerte de poder colaborar con ellas, en un momento dado, en la elaboración del ranking de las novelas mejor puntuadas por las foreras. Pero creo que, incluso si esa colaboración puntual no se hubiera dado nunca, me embargaría ahora la misma sensación de orfandad que siento en estos momentos. Porque, por añadidura, una parte muy importante de responsabilidad (toda, más bien) en mi decisión de intentar dedicarme a escribir novela romántica la tiene esa web y su foro, donde conocí a escritoras de la talla de Ángeles Ibirika, Ana Iturgaiz, Gema Samaro o Pilar Cabero, y sin cuyo ejemplo y apoyo es muy posible que jamás me hubiera atrevido.
Así que, qué más puedo decir. Sé que hay otras web más que preparadas para ofrecer el servicio que hasta ahora prestaba Autoras, en las que también hay foros con amantes de esta literatura que esperarán con los brazos abiertos a las sombritas que ahora vagan desconsoladas en busca de un nuevo lugar de reunión. Pero será otra cosa. Ni mejor ni peor. Simplemente, algo diferente. Porque, de alguna manera, el cierre de esta web supone el fin de una época en la novela romántica en lengua castellana.
En fin. Así de breve es la vida en este espacio virtual que a veces, sólo a veces, se vuelve corpóreo, tangible, físico. El caso de Autoras ha sido una de esas raras veces, y creo que todas las que frecuentábamos esa página tendremos que pasar nuestro pequeño duelo ante este final que nos ha desubicado tanto. Por mi parte, sólo puedo decir una cosa más: GRACIAS, geniales administradoras que hicisteis posible ese pequeño, divertido y acogedor rincón en este inmenso mundo virtual. Espero que nos sigamos encontrando por él.
(* He editado la entrada para que quien pueda estar interesado sepa que muchas de las seguidoras de Autoras se han unido en torno a una nueva web, Lectura Adictiva, donde han comenzado a colgar parte de la información de que disponía aquella página. Tiene además un foro muy similar al que tenía Autoras, así que es de agradecer que al menos se pueda recuperar parte de aquella riqueza. El enlace es http://www.lecturadictivas.blogspot.com.es/)
«Queridos amigos de Autoras en la Sombra, lectores que nos habéis acompañado desde que iniciamos este proyecto en el 2005:
Hoy nos dirigimos a vosotros para despedirnos.
Son muchos los años que llevamos funcionando, compartiendo con todos vosotros nuestra afición por la literatura y gestionando esta página por puro entretenimiento. Lamentablemente, este último año nuestras circunstancias personales y profesionales han cambiado y no nos permiten seguir manteniendo la web tal y como nos gustaría, ya que consume un tiempo y un trabajo que ahora mismo nos es imposible dedicarle. Por ello hemos decidido que lo mejor es cerrarla.
Solo queremos daros las gracias una y mil veces por habernos apoyado desde el principio y habernos convertido con vuestras visitas y todas vuestras aportaciones en la mayor web de novela romántica en castellano. Ya sabéis lo que se dice, lo bueno si breve, dos veces bueno.
¡¡¡¡Muchísimas gracias por todo!!!!»
Y bueno. La mayoría de la gente que suele asomarse a este blog sabe de sobra qué era Autoras en la Sombra, y también conoce ya que cierran. Para el resto, lo explicaré de manera rápida y sencilla: Autoras en la Sombra era (es) la más importante web de referencia de novela romántica en lengua castellana. Y tal vez no sea justa esta escueta definición, pues también era (es) mucho más: un lugar de encuentro de las amantes de la romántica lleno de humor, criterio, libertad y calidez, abierto al resto de géneros de novela, y en el que el contacto personal a través del foro e incluso de encuentros físicos ha posibilitado el establecimiento de muy buenas amistades.
Personalmente, además, tuve la gran suerte de poder colaborar con ellas, en un momento dado, en la elaboración del ranking de las novelas mejor puntuadas por las foreras. Pero creo que, incluso si esa colaboración puntual no se hubiera dado nunca, me embargaría ahora la misma sensación de orfandad que siento en estos momentos. Porque, por añadidura, una parte muy importante de responsabilidad (toda, más bien) en mi decisión de intentar dedicarme a escribir novela romántica la tiene esa web y su foro, donde conocí a escritoras de la talla de Ángeles Ibirika, Ana Iturgaiz, Gema Samaro o Pilar Cabero, y sin cuyo ejemplo y apoyo es muy posible que jamás me hubiera atrevido.
Así que, qué más puedo decir. Sé que hay otras web más que preparadas para ofrecer el servicio que hasta ahora prestaba Autoras, en las que también hay foros con amantes de esta literatura que esperarán con los brazos abiertos a las sombritas que ahora vagan desconsoladas en busca de un nuevo lugar de reunión. Pero será otra cosa. Ni mejor ni peor. Simplemente, algo diferente. Porque, de alguna manera, el cierre de esta web supone el fin de una época en la novela romántica en lengua castellana.
En fin. Así de breve es la vida en este espacio virtual que a veces, sólo a veces, se vuelve corpóreo, tangible, físico. El caso de Autoras ha sido una de esas raras veces, y creo que todas las que frecuentábamos esa página tendremos que pasar nuestro pequeño duelo ante este final que nos ha desubicado tanto. Por mi parte, sólo puedo decir una cosa más: GRACIAS, geniales administradoras que hicisteis posible ese pequeño, divertido y acogedor rincón en este inmenso mundo virtual. Espero que nos sigamos encontrando por él.
(* He editado la entrada para que quien pueda estar interesado sepa que muchas de las seguidoras de Autoras se han unido en torno a una nueva web, Lectura Adictiva, donde han comenzado a colgar parte de la información de que disponía aquella página. Tiene además un foro muy similar al que tenía Autoras, así que es de agradecer que al menos se pueda recuperar parte de aquella riqueza. El enlace es http://www.lecturadictivas.blogspot.com.es/)
domingo, 7 de julio de 2013
Entre los más vendidos de Amazon
Llevo una temporadita laboral en la que casi no tengo tiempo ni para respirar, pero de vez en cuando puedo sacar la cabeza del agujero y atender otras cosas. Y una de esas cosas que ha ocupado mi atención es la promoción que desde hace unos días Amazon está aplicando al ebook de Quédate en mi vida, y por la que está disponible a un precio de 2,37 €.
¿Consecuencias de este precio tan ajustado? Que hoy ocupa el puesto19 entre los ebook más vendidos de Amazon, y el 5 en el género de romántica.
Me alegro mucho de que, de esta manera, "Quédate en mi vida" pueda llegar a un mayor número de lectores. Y además corrobora la teoría que mantengo sobre el precio que deben tener los ebook. Claro que, si miramos la lista general de los más vendidos, hay otros ebook con precios muy superiores que desbaratarían esa teoría... Pero hoy hace demasiado calor, así que la discusión sobre el precio/valor de las obras la dejaremos para otro día.
¿Consecuencias de este precio tan ajustado? Que hoy ocupa el puesto19 entre los ebook más vendidos de Amazon, y el 5 en el género de romántica.
Me alegro mucho de que, de esta manera, "Quédate en mi vida" pueda llegar a un mayor número de lectores. Y además corrobora la teoría que mantengo sobre el precio que deben tener los ebook. Claro que, si miramos la lista general de los más vendidos, hay otros ebook con precios muy superiores que desbaratarían esa teoría... Pero hoy hace demasiado calor, así que la discusión sobre el precio/valor de las obras la dejaremos para otro día.
sábado, 18 de mayo de 2013
lunes, 13 de mayo de 2013
Segunda reflexión tras un café con Miranda Kellaway (II)
La segunda reflexión de aquella tarde viene ligada a algo que nos sucedió poco después de tomar el café, y que a su vez tengo que poner en relación con un comentario que surgió en Llodio, con ocasión de la charla que di por el día del libro.
Aquel día también mencioné -por encima- el tema de las portadas, y aludí a lo que es un comentario recurrente en los foros de romántica a cuenta de las mismas, y es que no son pocas las lectoras que en ocasiones han forrado el libro para no atraer la atención sobre el mismo.
Uno de los asistentes, que trabaja en la librería de unos importantes grandes almacenes, discrepó conmigo, porque -me dijo- las mujeres que acuden a comprar libros de romántica no se avergüenzan de sus lecturas, sino que solicitan los libros que les interesan sin ninguna duda ni apuro. Aclaré que yo sólo me refería a las portadas, no al género en sí -¡hasta ahí podíamos llegar!-, y que para comprobar lo que yo decía sólo tendría que ver que el tema de las portadas es de los más habituales y discutidos en los foros y webs especializados.
Pero hete aquí que, cuando terminamos el café, Miranda y yo fuimos a esos mismos grandes almacenes -sí, el mundo es pequeño- en busca de una novela que ella quería llevarse a Kent. Y cuando estábamos junto a la mesa de romántica, se me ocurrió decir: "mira, justo lo que hemos comentado" señalando una portada de vestido resbalando -porque, si recordáis el primer post, de esto estuvimos hablando-, y para mi total sorpresa, la mujer que estaba junto a mi con una de esas novelas en la mano, se gira y me dice, desafiante: "sí, una porquería, pero para entretenerse media hora son estupendos".
Reaccioné justo para contestarle que nosotras no sólo las leíamos sino que las escribíamos, pero eso no la suavizó demasiado; me miró de arriba abajo, y se fue.
Y aquí es donde viene mi segunda reflexión. Efectivamente, esa mujer no parecía avergonzarse de comprar romántica -luego la vi en la caja, donde estaba pagando cuatro novelas del género, trade además-; o al menos, quien la viera levantando la barbilla con orgullo para contestarme podría pensarlo así. Pero lo curioso es que yo no había dicho nada de nada sobre el género, ni sus lectoras, y sin embargo, ella se sintió en la necesidad de defenderse, de reivindicar su afición por la novela romántica frente a una frase que ella sintió censora, como si proviniera de la fiscal de la lectura adecuada y respetable.
Y me pregunto, ¿es que es concebible algo así en cualquier otro lineal, estante o mesa? ¿Es que alguien se imagina que si me acerco al lugar donde reposan los cómics y digo, señalándolos: "mira, lo que hemos comentado", alguno de los jóvenes y no tan jóvenes que los están ojeando, se daría la vuelta para defender el carácter cultural, divertido o subversivo de los mismos? Por no hablar del resto de géneros...
Como dije en Llodio, si este tipo de lectura es mirado por encima del hombro por la "Literatura" culta, bueno, hasta puedo llegar a entenderlo. Lo que no acabo de entender es que el resto de géneros "comerciales" -y sus lectores más ortodoxos- hagan lo mismo.
Cierto que no debería generalizar ante un hecho que bien puede ser aislado, puntual, pero la verdad es que nunca hasta ahora me había ocurrido que un desconocido se sintiera obligado a defender ante mí cualquiera de sus aficiones. ¿Creéis que este efecto se da? ¿Nos excusamos en ocasiones, defendiendo el carácter "cultural" de la novela romántica? ¿O estoy sacando conclusiones erróneas, extrapolando algo que no es extrapolable?
Lo cierto es que, desde un punto de vista empírico, fue una experiencia impagable. Es más, estoy segura de que, si no fuera porque Miranda puede dar fe de que las cosas fueron así, más de uno pensaría que me lo he inventado para poder escribir este post. Pero por fortuna, puedo poner a la Kellaway por testigo de que las cosas fueron tal como las he contado. Qué suerte...
Aquel día también mencioné -por encima- el tema de las portadas, y aludí a lo que es un comentario recurrente en los foros de romántica a cuenta de las mismas, y es que no son pocas las lectoras que en ocasiones han forrado el libro para no atraer la atención sobre el mismo.
Uno de los asistentes, que trabaja en la librería de unos importantes grandes almacenes, discrepó conmigo, porque -me dijo- las mujeres que acuden a comprar libros de romántica no se avergüenzan de sus lecturas, sino que solicitan los libros que les interesan sin ninguna duda ni apuro. Aclaré que yo sólo me refería a las portadas, no al género en sí -¡hasta ahí podíamos llegar!-, y que para comprobar lo que yo decía sólo tendría que ver que el tema de las portadas es de los más habituales y discutidos en los foros y webs especializados.
Pero hete aquí que, cuando terminamos el café, Miranda y yo fuimos a esos mismos grandes almacenes -sí, el mundo es pequeño- en busca de una novela que ella quería llevarse a Kent. Y cuando estábamos junto a la mesa de romántica, se me ocurrió decir: "mira, justo lo que hemos comentado" señalando una portada de vestido resbalando -porque, si recordáis el primer post, de esto estuvimos hablando-, y para mi total sorpresa, la mujer que estaba junto a mi con una de esas novelas en la mano, se gira y me dice, desafiante: "sí, una porquería, pero para entretenerse media hora son estupendos".
Reaccioné justo para contestarle que nosotras no sólo las leíamos sino que las escribíamos, pero eso no la suavizó demasiado; me miró de arriba abajo, y se fue.
Y aquí es donde viene mi segunda reflexión. Efectivamente, esa mujer no parecía avergonzarse de comprar romántica -luego la vi en la caja, donde estaba pagando cuatro novelas del género, trade además-; o al menos, quien la viera levantando la barbilla con orgullo para contestarme podría pensarlo así. Pero lo curioso es que yo no había dicho nada de nada sobre el género, ni sus lectoras, y sin embargo, ella se sintió en la necesidad de defenderse, de reivindicar su afición por la novela romántica frente a una frase que ella sintió censora, como si proviniera de la fiscal de la lectura adecuada y respetable.
Y me pregunto, ¿es que es concebible algo así en cualquier otro lineal, estante o mesa? ¿Es que alguien se imagina que si me acerco al lugar donde reposan los cómics y digo, señalándolos: "mira, lo que hemos comentado", alguno de los jóvenes y no tan jóvenes que los están ojeando, se daría la vuelta para defender el carácter cultural, divertido o subversivo de los mismos? Por no hablar del resto de géneros...
Como dije en Llodio, si este tipo de lectura es mirado por encima del hombro por la "Literatura" culta, bueno, hasta puedo llegar a entenderlo. Lo que no acabo de entender es que el resto de géneros "comerciales" -y sus lectores más ortodoxos- hagan lo mismo.
Cierto que no debería generalizar ante un hecho que bien puede ser aislado, puntual, pero la verdad es que nunca hasta ahora me había ocurrido que un desconocido se sintiera obligado a defender ante mí cualquiera de sus aficiones. ¿Creéis que este efecto se da? ¿Nos excusamos en ocasiones, defendiendo el carácter "cultural" de la novela romántica? ¿O estoy sacando conclusiones erróneas, extrapolando algo que no es extrapolable?
Lo cierto es que, desde un punto de vista empírico, fue una experiencia impagable. Es más, estoy segura de que, si no fuera porque Miranda puede dar fe de que las cosas fueron así, más de uno pensaría que me lo he inventado para poder escribir este post. Pero por fortuna, puedo poner a la Kellaway por testigo de que las cosas fueron tal como las he contado. Qué suerte...
domingo, 5 de mayo de 2013
Dos reflexiones tras un café con Miranda Kellaway (I)
El martes pasado tuve la gran suerte de poder conocer en persona a Miranda Kellaway, y tomar un café con ella en Bilbao. Y a raíz de esa tarde, de nuestra conversación y de lo que nos sucedió en una librería en la que buscábamos un libro, quería compartir dos reflexiones, ambas relacionadas con el estigma que arrastra la romántica.
Como Miranda es una persona encantadora, inteligente, cálida y risueña, la tarde de charla dio para bastante. Entre otras muchas cosas (muchísimas, ejem), hablamos un rato de las portadas de la novela romántica, de las que nos gustan y las que no, de por qué aún seguirá habiendo portadas de vestidos resbalando por el hombro y torsos al descubierto, y de cómo y cuánto un planteamiento diferente, el de las novelas eróticas del género romántico -portada sobria con un único elemento, destacado sobre el fondo- ha contribuido al éxito de las mismas.
Yo tengo pocas dudas de que son una parte enorme de su éxito. Esas portadas (la archifamosa trilogía de las Sombras, las de Silvia Day, Megan Maxwell...) son las que han hecho que personas ajenas al género romántico -que posiblemente sentirían un estremecimiento ante la idea de llevarse una portada de hombro o torso al descubierto- hayan comprado sin ninguna aprensión estas novelas.
Ya sé que no es solo la portada, pues de repente leer estas novelas tiene un punto transgresor y hasta moderno -¡uau! que diría la de las sombras- que no tiene el resto del género romántico, del que la imagen es mucho más "casposa" Pero estoy convencida de que esas portadas "modernas" y neutras son las que han acabado de convencer al gran público, que es el que por supuesto ha determinado que sean superventas, de que estas merece la pena arriesgarse con las mismas.
Recientemente, una persona me ha dicho que será porque, en realidad, esas novelas no son género romántico. Desde luego, no era un lector habitual ni habituado a romántica. Porque cualquiera que haya leído este género, incluso de manera esporádica, puede ver que el esquema fundamental de las mismas es el de la romántica, y es la historia de amor entre los protagonistas el que vertebra las obras. El sexo en ellas es el añadido vistoso, el reclamo, pero por supuesto, ninguna de las mencionadas es Historia de O (Y ojo, que en este maremágnum que ha supuesto la publicación obligada y casi forzosa por las editoriales de novela erótica, en busca de ventas, sí hay de todo, incluso alguna que no contiene historia de amor en absoluto sino BDSM puro y duro. Pero no son las mencionadas)
Un gran acierto, el de esas portadas. Así pues, ¿por qué no se traslada a la totalidad del género romántico? Esa pregunta, para la que no tengo respuesta, sólo una intuición, me la han hecho en las dos charlas en las que estuve hace unos días. Pues sí, tiene razón, muchas de las portadas de romántica siguen siendo casi sonrojantes; pero lo cierto es que el camino que podíamos llamar de "dignificación de portadas" se ha iniciado ya hace tiempo en muchas editoriales.
Fundamentalmente, estoy pensando en P&J, cuyas portadas para Foley, Kinsale, Thomas o Kenyon (aunque en esta última hay de todo, pero al menos sí hay un sentido de unidad) han sido reconocidas de manera unánime por las lectoras de romántica como las mejores, año tras año (para comprobarlo, sólo hay que darse una vuelta por las web especializadas) Pero también hay que reconocer el esfuerzo en algunas portadas de Versátil, por ejemplo, y por supuesto, Vergara, de Ediciones B.
Porque lo más curioso es que las portadas que sugieren "escenas de cama" y que sonrojan a muchas lectoras tienen mucha más aventura, dialogo y amor que sexo; y aquellas que destilan sexo, o sea, esas de las que he hablado, tienen portadas totalmente sobrias y perfectamente respetables.
¿El mundo al revés?


La segunda reflexión, en el próximo post.
Como Miranda es una persona encantadora, inteligente, cálida y risueña, la tarde de charla dio para bastante. Entre otras muchas cosas (muchísimas, ejem), hablamos un rato de las portadas de la novela romántica, de las que nos gustan y las que no, de por qué aún seguirá habiendo portadas de vestidos resbalando por el hombro y torsos al descubierto, y de cómo y cuánto un planteamiento diferente, el de las novelas eróticas del género romántico -portada sobria con un único elemento, destacado sobre el fondo- ha contribuido al éxito de las mismas.
Yo tengo pocas dudas de que son una parte enorme de su éxito. Esas portadas (la archifamosa trilogía de las Sombras, las de Silvia Day, Megan Maxwell...) son las que han hecho que personas ajenas al género romántico -que posiblemente sentirían un estremecimiento ante la idea de llevarse una portada de hombro o torso al descubierto- hayan comprado sin ninguna aprensión estas novelas.
Ya sé que no es solo la portada, pues de repente leer estas novelas tiene un punto transgresor y hasta moderno -¡uau! que diría la de las sombras- que no tiene el resto del género romántico, del que la imagen es mucho más "casposa" Pero estoy convencida de que esas portadas "modernas" y neutras son las que han acabado de convencer al gran público, que es el que por supuesto ha determinado que sean superventas, de que estas merece la pena arriesgarse con las mismas.
Recientemente, una persona me ha dicho que será porque, en realidad, esas novelas no son género romántico. Desde luego, no era un lector habitual ni habituado a romántica. Porque cualquiera que haya leído este género, incluso de manera esporádica, puede ver que el esquema fundamental de las mismas es el de la romántica, y es la historia de amor entre los protagonistas el que vertebra las obras. El sexo en ellas es el añadido vistoso, el reclamo, pero por supuesto, ninguna de las mencionadas es Historia de O (Y ojo, que en este maremágnum que ha supuesto la publicación obligada y casi forzosa por las editoriales de novela erótica, en busca de ventas, sí hay de todo, incluso alguna que no contiene historia de amor en absoluto sino BDSM puro y duro. Pero no son las mencionadas)
Un gran acierto, el de esas portadas. Así pues, ¿por qué no se traslada a la totalidad del género romántico? Esa pregunta, para la que no tengo respuesta, sólo una intuición, me la han hecho en las dos charlas en las que estuve hace unos días. Pues sí, tiene razón, muchas de las portadas de romántica siguen siendo casi sonrojantes; pero lo cierto es que el camino que podíamos llamar de "dignificación de portadas" se ha iniciado ya hace tiempo en muchas editoriales.
Fundamentalmente, estoy pensando en P&J, cuyas portadas para Foley, Kinsale, Thomas o Kenyon (aunque en esta última hay de todo, pero al menos sí hay un sentido de unidad) han sido reconocidas de manera unánime por las lectoras de romántica como las mejores, año tras año (para comprobarlo, sólo hay que darse una vuelta por las web especializadas) Pero también hay que reconocer el esfuerzo en algunas portadas de Versátil, por ejemplo, y por supuesto, Vergara, de Ediciones B.
Porque lo más curioso es que las portadas que sugieren "escenas de cama" y que sonrojan a muchas lectoras tienen mucha más aventura, dialogo y amor que sexo; y aquellas que destilan sexo, o sea, esas de las que he hablado, tienen portadas totalmente sobrias y perfectamente respetables.
¿El mundo al revés?


La segunda reflexión, en el próximo post.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)